«Tunetuliniliz, Tucucuca»


«Nican muytaz chicuey tonal oguichiua nican ayac oquimaca ypatiuh totolim yuan cacat caualio yuan ticini cece tonal ayac omumaca ypatiuh yuan techiluigue Ancuiloni puercos tlacamacat otechiluique cenca techcuculia yn ipan ytlatol ynican.»El título de esta columna así como el párrafo precedente están escritos en idioma náhuatl y pertenecen al libro NUESTRO PESAR NUESTRA AFLICCION, «tunetuliniliz, tucucuca,» recientemente publicado por la UNAM y el Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA) de la Antigua Guatemala.

Este es un libro editado y preparado por Cristopher Lutz y Karen Dakin quienes hacen un estudio histórico y lingüístico de 22 cartas o Memorias suscritas por habitantes mayas del Valle de Guatemala; esto es por los pobladores de los alrededores de la Antigua Guatemala, y dirigidas al rey de España, Felipe II, en 1572.

En esas Memorias se informa al rey sobre los vejámenes que los habitantes mayas sufrían de parte de los españoles de la época: extracción de tributos ilegales, venta de niños huérfanos, encarcelamientos, golpizas, las exigencias para entregar gallinas, huevos, chocolate, cargas leña y rastrojo para las casas de los españoles sin pago alguno.

En fin, una serie de hechos mediante los cuales los españoles se aprovecharon y vivieron a costa de los habitantes de lugar. Incluso, se denuncia que las viudas, los ciegos, los que huían del lugar y hasta «los muertos» tenían que pagar impuestos porque la tributación se hacía conforme el dato poblacional en poder de las autoridades coloniales. Si ese tributo no se reunía, los alcaldes, regidores y otras autoridades locales eran encarcelados, multados y azotados.

Este libro entonces, nos pone al tanto de hechos que acontecieron hace más de 400 años. Ahora bien, ¿por qué esas Memorias fueron escritas en náhuatl? Porque el náhuatl ya era conocido en Mesoamérica antes de la llegada de los españoles y éstos prefirieron seguir usando ese idioma y no el español como «lingua franca,» o sea como el idioma auxiliar de comunicación entre pueblos de habla diferente.

El aporte que los autores de NUESTRO PESAR NUESTRA AFLICCION, hacen al rescatar, transcribir y traducir esas Memorias, es invaluable porque no sólo nos revelan parte de una historia hasta ahora no documentada, sino que nos acercan a la fuente primaria que nos permite captar la voz y el sentimiento humano de nuestros antepasados mayas ante un sistema opresivo y de explotación que por momentos parece repetirse en el país.

En julio de 1570, por ejemplo, en Santa María de Jesús (Sacatepéquez), los españoles encarcelaron a varios hombres por sus hijos para que pagaran cuatro y cinco tostones de multa. Al ser excarcelados recibieron 60 azotes. Aparte de eso se insultó a los pobladores, diciéndoles: «ustedes son sodomitas, puercos, hombres bestiales.» En su denuncia al rey Felipe II, aquellos habitantes manifestaron: «Eso nos dijeron. Aquí nos enferman mucho con sus palabras.»

426 años después, el 18 de abril de 1996, en el Juzgado de Paz de San Idelfonso Ixtahuacán, Huehuetenango, dos mujeres (y una niña menor de 2 años que iba en la espalda de su mamá) son encarceladas sin ninguna orden judicial, además son agredidas verbalmente con las palabras: «indias creídas, indias lamidas, p…; pinche india viejita,» etcétera.

Ante la presión de los vecinos, se les excarcela, pero para hacerlo el oficial del juzgado las empuja con brusquedad ocasionando que la madre de la niña se «golpee la cabeza y esto le causa lesiones que la dejan inconsciente.» El oficial se ausenta del lugar y el secretario continúa sus actividades como si nada hubiera pasado… (ver informe Circunstanciado 1996: 781-790, Procurador de los Derechos Humanos).

Estos dos casos tienen ciertas semejanzas, aunque basta señalar aquí el abuso contra las personas y el empleo de un lenguaje ofensivo. Si en 1570 los firmantes de Memorias expresaron el dolor psicológico que les causó el insulto, en el caso de 1996 no hace falta adivinar el pesar que han de haber sentido las señoras de Huehuetenango.

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